día para ver

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24 horas, y observando...

lunes, 28 de mayo de 2012

Oro derretido, plata solida


Pero este año, las cuerdas tomarán vuelo…
Sustratos de viejas notas y melodías que aunque era la primera vez que las escuchaba, sé, que muy dentro de mí, ya habían retumbado en mi cabeza, por alguna extraña razón; esto ya había sonado en algún pasado. No hablo de reencarnación, porque no sé si exista, es algo un tanto menos complejo.
Las cuerdas de la guitarra que no eran de muy buena calidad, ya que yo no sé sobre esos temas, porque soy un ignorante sobre guitarras, hablo de guitarras acústicas; el mejor instrumento del mundo. Parecía que eran de algún otro material, menos del que debía de ser. Y creo que había perdido algo de dinero para poder comprar unas mejores, creo que  las monedas se habían escapado, habían corrido de tal manera que yo no pudiera darme cuenta, se habían escapado de mí, de esas veces que el dinero se va y nunca lo gastaste. En fin, no tuve dinero para regresar a mi casa, afortunadamente me di cuenta antes de subir al taxi, situación que hubiese sido un tanto embarazosa, el subirme al transporte y no tener dinero para pagar; siempre había llevado monedas. Hasta que  empecé a caminar, sí, caminar más de una hora porque al despistado de Eduardo se habían perdido sus monedas.
Se había oscurecido, el sol se iba a dormir, debía darme prisa si quería llegar el mismo día a casa, pero estaba ya un poco cansado; o era el seguir caminando y llegar lo más pronto posible o sentarme y esperar hasta que pudiera levantarme y continuar. Pero siempre cuando el sol se oculta en el cielo, se dejan ver tonos de colores muy geniales, es una de esas imágenes que no tiene comparación, mezcla de colores que pintan el cielo, con alguna bella imagen tenía que compensarse mi cansancio y mi despistadez. Es primavera, y en primavera no hace frio, pero llevaba un suéter para cubrirme, aunque sabía que tal vez no lo había de necesitar, primavera nunca me ha gustado.
Llegué a casa, pero no había nadie, solo estaba mi mascota, y como siempre, brincó como sí no me hubiera visto en días.
En el horno pescado, lo calenté y un vaso de agua, empecé a comer. Nunca veo TV cuando como, me molesta quien lo hace. Pero tampoco prendí el radio, comí sin ruido como si alguien pudiera pillarme, pero estaba solo.
Afortunadamente había luz, aunque solo encendí la bombilla de la cocina. El día por fin había terminado, y no logré comprar por lo que había salido de mi casa; no lo sé, quizás mañana regrese y procuraré no olvidar llevar dinero conmigo.


Eduardo A.
D P V

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