Mes de grandes soles, vientos ventosos y cosas cafés.
Días esporádicos para no equivocarse de animo. Algo sucede con octubre, y es que me pone de muy buen humor, quizás sea porque de los meses últimos del año, sea su atmósfera. Ritmos poco cadenciosos que incitan sentarse en el pasto semi seco para ver ocultar el sol, sin una sola preocupación, solo el viento rosar en la cara.
El semestre parece irse de mis manos, circula tan rápido que suena poco creíble imaginar siquiera que está por terminarse. El año está por terminarse. Creo yo que era lo que pedía, que llegase el final del año, esperar un gran final, para empezar uno mejor.
Me gusta Octubre al igual que Noviembre, y es que las fotografías salen tan bien, que dan muchas ganas de capturar el mínimo, minúsculo detalle de un gran día. De esos momentos que me siento como un pofesionista, un as de la cámara. Bueno, quizás no tanto. Si muchas ganas de hacer algo por el obturador.
Y es precisamente cerca de estos meses cuando empiezas a oler el verdadero Otoño, a excepción de hoy, cuando ha llovido, las cosas cambiarán. Empiezo a creer que en realidad estamos terminando con este planeta.
En fin, cambiaré algo de tema. Estos días han sido examenes, muchos; pero las cosas han sido bien geniales, supere mis expectativas, logre superar el promedio pasado, después de todo creo que si funciono el pseudo experimento, aquel que consistía en cumplir y dejar de escribir sobre ella.
Se acercan cosas muy gratas, que pronto, en su momento escribiré. Tal vez por ello de mi gran animo para este mes y el próximo.
La imagen que se encuentra en la parte inferior de esta entrada, tiene mucho tiempo desde que fue tomada, pero que guardo muy buenos recuerdos de ese día. No es una buena toma, pero creo que fue el primer acercamiento que tuve con lafotografia. Mi fiel compañera.
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Juan Ramón Jiménez
Día para ver